El Museo Presidencial Portugués, aunque pequeño, bien merece una visita por su increíble presentación de regalos de estado. Entre los más notables se encuentra el del presidente brasileño Juscelino Kubitschek en 1957: un enorme caparazón de tortuga con imágenes pintadas a mano de escenas brasileñas. El museo también exhibe espadas de Arabia Saudita y una cautivadora escena de danza japonesa. No se puede perder el retrato oficial del presidente Mário Soares: ¡parece que tenía un gran sentido del humor!