Deja que te sorprenda el impresionante Palacio de Pena, uno de los lugares más emblemáticos y fascinantes de Portugal. Ubicado en el segundo punto más alto de las colinas de Sintra, este majestuoso edificio del siglo XIX se yergue sobre un afloramiento rocoso, destacándose por su arquitectura romántica y llena de encanto.

El imponente Palacio da Pena se ubica en la zona este del Parque da Pena, que debes cruzar para llegar a la empinada rampa diseñada por el Barón de Eschwege, que conduce al edificio con aspecto de castillo. El palacio está compuesto por dos alas: el antiguo monasterio manuelino de la Orden de San Jerónimo y el ala del siglo XIX construida por el rey Fernando II de Portugal. Estas alas están rodeadas por una tercera estructura arquitectónica, una impresionante versión de un castillo imaginario que se puede recorrer, con almenas, torres de vigilancia, un túnel de entrada y un puente levadizo. En 1838, el rey Fernando II compró el antiguo monasterio jerónimo de Nuestra Señora de la Pena, fundado por el rey Manuel en 1511 en la cima de la colina de Sintra. El monasterio, abandonado desde 1834, cuando se suprimieron las órdenes religiosas en Portugal, consistía en el claustro y los edificios anexos, la capilla, la sacristía y el campanario, que hoy conforman la zona norte del Palacio da Pena, también conocido como el antiguo palacio. El rey Fernando comenzó por restaurar el antiguo monasterio en mal estado, según las fuentes de la época. Renovó la planta alta, transformando las catorce celdas de los monjes en habitaciones más espaciosas, y cubriendo los techos abovedados que se pueden ver hoy en día. Aproximadamente en 1843, el rey decidió ampliar el palacio construyendo una nueva ala (el Palacio Nuevo) con habitaciones aún más grandes, que terminan en una torre circular junto a las nuevas cocinas. Las obras de construcción fueron dirigidas por el Barón de Eschwege. En 1994, se restauraron los colores originales del exterior del palacio: rosa para el antiguo monasterio y ocre para el Palacio Nuevo. Al transformar un antiguo monasterio en una residencia con aspecto de castillo, el rey Fernando demostró la gran influencia del romanticismo germánico. Probablemente se inspiró en los castillos de Stolzenfels y Rheinstein en la ribera del Rin, así como el palacio de Babelsberg en Potsdam. Las obras del Palacio da Pena terminaron alrededor de 1865, aunque las obras del interior se prolongaron para la decoración del interior. El rey Fernando también ordenó la creación de un parque en los alrededores del palacio al estilo de los jardines románticos de la época, con senderos sinuosos, pebllones y bancos de piedra situados en distintos puntos de los caminos, así como árboles y otras plantas provenientes de todo el mundo. De esta manera, el rey aprovechó el clima suave y húmedo de la sierra de Sintra para crear un exótico parque completamente nuevo con más de cien especies distintas de árboles. El Palacio da Pena fue declarado Monumento Nacional en 1910 y forma parte de los paisajes culturales de Sintra, declarados Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1995.